P´YONGYANG

Corea del Norte es un país del este de Asia que ocupa la parte norte de la península de Corea. La capital nacional, P'yongyang, es un importante centro industrial y de transporte cerca de la costa oeste. Corea del Norte se enfrenta a Corea del Sur a través de una zona desmilitarizada de 2,5 millas de ancho establecida por el armisticio de 1953 que puso fin a los combates en la Guerra de Corea. La península de Corea es una de las regiones étnicamente más homogéneas del mundo. La población de Corea del Norte, que ha estado aislada principalmente desde 1945, es casi en su totalidad coreana.

Corea del Norte tiene una economía dirigida en la que el estado controla todos los medios de producción y el gobierno establece prioridades para el desarrollo económico. Los especialistas externos han llegado a la conclusión de que el país ha fracasado constantemente en cumplir con sus objetivos declarados. Los valores económicos y sociales de Corea del Norte siempre han estado vinculados a la política de autosuficiencia del gobierno. El país ha evitado durante mucho tiempo la inversión y el comercio extranjeros. El control absoluto por parte del gobierno central ha convertido a Corea del Norte en una de las sociedades más severamente reglamentadas del mundo. La persistente escasez de alimentos y la vigilancia tiránica de su pueblo han esclavizado a los norcoreanos a su líder supremo, Kim Jung-Un. El régimen de Kim es particularmente opresor hacia la Iglesia.

Cuando los seguidores de Jesús son atrapados, corren el riesgo inmediato de encarcelamiento, tortura severa y muerte. Se estima que entre 50.000 y 70.000 cristianos están encarcelados en el notorio sistema de prisiones y campos de trabajo de Corea del Norte. Una familia a menudo compartirá el mismo destino que la persona capturada, para empeorar las cosas. En marzo, la policía estatal interrumpió una reunión secreta de decenas de seguidores de Jesús. Todos los creyentes fueron ejecutados de inmediato y más de 100 familiares fueron enviados a campos de trabajo. A pesar de los tremendos desafíos que enfrenta la iglesia clandestina, Jesús ha declarado que la cosecha en Corea del Norte está madura, y la invitación es para el Cuerpo global a la guerra en oración en nombre de los seguidores de Jesús en la nación.